El año 1983, en plena dictadura cívico militar en Chile, un grupo de antropólogos y antropólogas tomó la iniciativa de fundar el colegio profesional de antropólogos en Chile. Pese a las limitaciones hacia el ejercicio académico, profesional y persecución política emergió desde la organización gremial un método de defensa del ejercicio de la profesión, y tras meses de trabajo y discusiones, en 1984 se instaló el primer directorio conformado por Mario Muñoz Méndez, como presidente, Milka Castro Lucic como vice presidenta y otros seis profesionales fueron parte del directorio. En sus primeros meses de vida el Colegio se abocó por completo a la defensa de los Derechos Humanos y la lucha contra la Dictadura, reuniendo a la mayor cantidad posible de profesionales y estudiantes para articular y fortalecer este nuevo gremio constituido. Así en noviembre de 1985 tuvo lugar el Primero Congreso Chileno de Antropología, hito fundacional del Colegio que nos acompañará –no sin pausas- hasta los días actuales situándose como la primera de las tradiciones de los y las antropólogas de este país. Este primer congreso fue realizado en la ciudad de Santiago, en el Palacio Íñiguez en la esquina de la Av. Alameda con calle dieciocho y participaron 249 personas, 30 ponencias y 12 comunicaciones sobre Antropología.
Los orígenes del Colegio se deben a la gestión de sus primeros directorios y a la guía de Carlos Munizaga, profesor de la Universidad de Chile, emérito maestro y uno de los fundadores de la disciplina en nuestro país. Munizaga en su discurso inaugural del primer señaló:
“¡Cuánto necesitamos nosotros y necesitan los jóvenes estudios etnográficos de la Universidad! Con una etnografía que dé cuenta de cómo se manifiesta en ella concretamente, en la historia de vida de sus académicos y alumnos, la influencia, la implacable guadaña exterior que cegará a los que sabe que no transan en materias que amenacen la libertad intelectual, social… etnografía que revele quienes orientan esta ciencia en una unidad académica, quienes mandan, deciden… Considera que estas notas tienen actualidad práctica y que junto con la de otros antropólogos, debe abrir los ojos a los alumnos.”
El profesor Munizaga le hablaba a los jóvenes porque los estudiantes de antropología en 1985 fueron la ignición que permitió la existencia del Colegio, y su primer Congreso fue obra de algunos como estudiantes que con el tiempo se volverían maestros y maestras, entre ellos encontramos a Marcela Benavides, Hernán Salas, Miguel Bahamondes y Leandro Sepúlveda.
Este Colegio es por tanto, el fruto mancomunado de profesionales abocados a la defensa de los Derechos Humanos, guiados por la figura inspiradora de un maestro como Carlos Munizaga, y movilizado por las frescas energías de las primeras generaciones de estudiantes de Antropología post golpe cívico militar.
Curiosamente, el fin de la dictadura vino a mermar las fuerzas del Colegio, posiblemente provocado por las renovadas libertades del ejercicio de la profesión y la proliferación de puestos laborales para los y las antropólogas. Lamentablemente este colegio sostuvo muy poca actividad hasta 1998 cuando se reactivó para retomar la organización de los Congresos Chilenos de Antropología. Esta vez ya no centrados a la luz de la discusión sobre la defensa de los Derechos Humanos, sino que en la diversidad de la acción profesional y académica así como de las nuevas líneas de producción de conocimiento.
Al retomar la organización periódica de los Congresos y en conjunto a la proliferación de nuevas carreras de Antropología en las universidades públicas y privadas, surgieron nuevos bríos en el gremio permitiendo un fortalecimiento y significativo aumento de socios y socias durante las décadas del 2000 y 2010.
Como resultado, a la fecha se han producido diez Congresos chilenos de Antropología organizados por las diferentes directivas de este colegio, seis de los cuales han ocurrido ininterrumpidamente desde el año 1998 y cuyas actas han sido testimonio de las nuevas líneas de trabajo y pensamiento antropológico en Chile.